Sabemos del reconocimiento y desconocimiento de los Tratados que nos mantenían como un pueblo libre. Sabemos de la derrota y la imposición de leyes y una cultura que nos considera bárbaros e ignorantes.
A la Presidenta Michelle Bachelet y ahora actual presidente Sebastián Piñera:
Los Pueblos Indìgenas somos pueblos de paz, siempre hemos conocido de parte de nuestros ancestros que la paz es un arte y ese arte lo cultivamos mediante el diálogo y es lo que hicimos en el “Encuentro por la Paz, la Justicia y el Respeto por los Pueblos Indìgenas y sus Territorios”, el pasado domingo 6 de diciembre de 2009 en la cumbre de Cerro Blanco en conjunto con Conacin, Círculo Matríztico, Red Arcoíris, Amnistía Internacional y un amplio grupo de personas no indígenas.
Sabemos que Ud. ha adherido, en su calidad de Presidenta de la República, a la Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia y en ese contexto es que le enviamos esta declaración, a través de la cual le solicitamos atender a las siguientes demandas:
1. Total respeto a la Vida y los Derechos Humanos.
2. Queremos un Estado de Paz y Justicia verdadera.
3. Que se apliquen los Tratados Internacionales en relación a los Pueblos Originarios (OIT, artículo 69).
4. Desmilitarizar las llamadas “zonas de conflicto indígena” como un acto real de disposición hacia la paz social.
5. Parar la campaña del terror y estigmatización de las comunidades mapuches.
6. Terminar con los montajes policiales hacia las y los comuneros mapuches, porque consideramos que en Chile no existe el terrorismo por parte del pueblo mapuche.
7. Reconocer constitucionalmente a todos los Pueblos Originarios.
8. Respetar y validar jurìdicamente a las autoridades de nuestros pueblos.
9. Reconocimiento y respeto a los territorios indígenas.
10. No utilizar la ley de seguridad interior del Estado en contra del pueblo mapuche y de nuestros hermanas y hermanos encarcelados.
11. Demandamos nuevas formas de generar energía y recursos que no impliquen la destrucción y la contaminación de la Madre Tierra., por parte de las forestales, mineras, empresas hidroeléctricas, que generan un gran desequilibrio ambiental.
Como gente de esta Tierra, sabemos de nuestro origen. Nuestra memoria recuerda siglos y siglos de existencia sobre estos territorios. Sabemos desde cuando llegó el español y lo que buscaba. Sabemos de guerras y de Tratados de Paz. Sabemos del nacimiento de esta joven República y de las batallas llamadas patrióticas de los que recién amanecían sobre estos suelos.
Sabemos del reconocimiento y desconocimiento de los Tratados que nos mantenían como un pueblo libre. Sabemos de la derrota, la invasión y la imposición de cercos, leyes y un idioma y una cultura que nos considera bárbaros e ignorantes.
Bajo estos pensamientos se nos despoja, somete y oculta, dándonos una identidad ajena y dolorosa. Pero, los que mantenemos el pensamiento y las formas de relacionarnos desde lo verdadero, sabemos que somos diferentes.
Nuestro vivir, nuestro comprender el tiempo son diferentes. Ahora nuestra Madre Tierra nos ha devuelto la fuerza y nos llama a sus hijas e hijos a volver a los lugares sagrados. A recuperar nuestro existir como hijos del Sol y la Tierra, en los suelos que conocen nuestro danzar, nuestro sangrar, nuestro sembrar.
La Tierra es la que nos llama en sueños y habla a nuestro espíritu. El lucero nos levanta la voluntad y limpia el pensamiento. La luna nos ampara y nos indica los tiempos. El Sol nos muestra con nitidez el rostro de la codicia, reflejando la apropiacion, el robo., la destrucción y la contaminación.
Nos es por nuestro propio afán de luchar incansablemente. No es nuestra propia fuerza las que nos mantiene en pie. Por lo tanto, toda lucha que sale de nuestros pueblos, es una lucha justa, porque sale del llamado de la Madre Tierra a vivir como hijas e hijos y defenderla como Guardianes. A mantener en equilibrio cada río, montaña, valle, lagos, mar, aves, animales y peces.
Esta es parte de nuestra sabiduría y nuestra razón de existir como gente de esta Tierra.
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